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Cesta

La cesta está vacía

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Quién me iba a decir que 2017 nos íbamos a montar en un avión MAD-CDMX para explorar la tierra que después me cautivaría el corazón. 

Empezando por la capital, sus calles, edificios, la gastronomía… ¡sin palabras! Continuando por algunos Pueblos Mágicos; Tepoztlán, Taxco, Valle de Bravo. Un sin fin de colores, de sabores, de olores; una cultura que te abraza a cada paso que das. Poco a poco el arte y sus artesanías me iban llamando cada vez más. La delicadeza de los bordados, el trabajo del algodón, la plata, las pinturas, el arte Huichol. Era inevitable perderse entre tanta creación.

Después de seis horas de ruta en coche, viendo el típico paisaje de película llegué a esa ciudad de calles adoquinadas y casas de colores llamada Oaxaca, también conocida como tierra del Mezcal.

Al instante de perderme por las calles y las plazas fui cautivada por su esencia. Siguiendo la ruta del destino conocí a Liliana, una artesana que trabaja los bolsos de plástico trenzado que nos regalaron a mi madre y a mi hace unos años, y se convirtieron en nuestros compañeros inseparables, ¡algo tienen que enamoran! Feliz de este hallazgo, comencé a hablar con ella y me contó un poco su historia. Desde hace unos años, por cosas de la vida, su hijo está en la cárcel y decidió formar parte de una iniciativa de reintegración social para ayudar a los convictos y sus familias. Así fue como Liliana junto a su hijo comenzaron a trabajar los bolsos. Son piezas únicas, hechas a mano uno a uno con historias entre sus tiras.

No lo podía creer, había dado con las manos mágicas capaces de hacer estas creaciones. Así nació Paloma & Palami de la pasión por la artesanía, los trabajos con historia, el amor por la cultura y el diseño.

No obstante, no quise quedarme ahí; desde ese momento comencé a explorar nuevas culturas, nuevos mundos donde encontrar formas de trabajo artesanales que me inviten a crear piezas únicas con historia y alma.